miércoles, 4 de mayo de 2011

Barbara Steele


Barbara Steele (o Bárbara Steel) es una de las principales musas del cine fantástico a pesar de que dicha actriz es la más férrea detractora de su filmografía, fenómeno paradójico que puede desconcertar a muchos fans pero que en realidad es muy habitual entre los actores que se encuentran atrapados en el mar emponzoñado del encasillamiento.
Pero el éxito de La máscara del demonio la convirtió en musa del terror italiano. Un éxito que debemos aclarar es muy relativo, porque ese espléndido film de Mario Bava que ha sobrevivido al paso del tiempo, se estrenó en España en los minoritarios círculos del cine en versión original y la mayoría de los títulos de su filmografía italiana son inéditos en las pantallas comerciales, se han visto únicamente en festivales de cine o rara vez en TV en horarios incómodos.
El cine fantástico de la península Itálica jamás tuvo el impacto de la Hammer, a excepción de Dario Argento, por lo que se presume que fueron películas de rodajes rápidos, generalmente mal pagados, y se comprende que Barbara acabara hastiada declarando en “Fotogramas” que ella no era un Frankenstein con faldas.
Barbara Steele se convirtió muy a su pesar en una musa del fantástico, al igual que Martine Beswick, quien se resignó a su sino aunque por desgracia sus películas de protagonista no tuvieron éxito comercial y en una industria en donde la taquilla es dictadora eso supuso su acta de defunción por lo que su carrera naufragó antes de tiempo.
Cito el caso de la Beswick, porque durante una época ambas estuvieron muy unidas. Se presentaban a las fiestas con vestidos idénticos y semejantes maquillajes hasta parecer mellizas. Se cuenta de que entre ellas hubo un romance que acabó en batalla campal, pero lo que nos interesa aquí es su carrera cinematográfica y no la chismografía sobre asuntos privados propias de la tele basura y de revistas alienantes.


La musa del fanta-terror nació un 19 de diciembre de 1938 en Birkenhead, Cheshire (Inglaterra). Iba para pintora pero debutó en el cine como actriz en Bachelor of Hearts (1958) de Wolf Rilla, una comedia ambientada en la Universidad de Cambridge con Hardy Krüger. Siguieron otras apariciones secundarias en 39 escalones (1959) de Ralph Thomas, remake del famoso film de Alfred Hitchcock, y otros films menores hasta llegar a la mítica La máscara del demonio (La Maschera del demonio, 1960) de Mario Bava, quizá su mejor película con permiso de los fans de Federico Fellini. Curiosamente compartió protagonismo con John Richardson, el futuro Tumak de Hace un millón de años y futuro marido de Martine Beswick, un galán que no tuvo excesiva fortuna en el mundo del cine pero que cumplía perfectamente con su papel.
Basado en un relato corto de Nikolai Gogol, “El Viy”, de la que existe una adaptación rusa muy interesante de 1967 de Georgi Kropachyov y Konstantin Yershov, considerada la primera película soviética de horror, que necesita a gritos una buena revisión. Sin embargo ambos films muy poco se parecen entre sí a nivel argumental. El film mencionado en último lugar es muy fiel al cuento original del autor de “Taras Bulba”, siguiendo escrupulosamente toda su trama, un joven seminarista que debe velar tres noches un cadáver de una joven sufriendo el ataque de seres demoniacos y malditos.
La versión anterior de Mario Bava nada tiene que ver, salvo las localizaciones, centrada en una antigua bruja que debía ser quemada en la hoguera pero se salvó y que fue enterrada con una máscara de hierro clavada en su rostro. Fortuitamente resucita años después gracias a la sangre de un extraño que vista su tumba.
Barbara Steele interpreta un doble papel, la bruja y su descendiente. Es memorable la primera aparición de Barbara en este papel, con su larga cabellera ondulada y sus grandes ojos de mirada profunda. Dos papeles distintos, la ingenua heroína y la perversa bruja que desencadenará las fuerzas del mal y que tratará de suplantarla.
Mario Bava consigue una perfecta atmósfera gótica, consiguiendo uno de los mejores títulos del cine fantástico en toda su historia, con un logrado blanco y negro, rodada en decorados de estudio que siempre ayudan a crear una malsana atmósfera en la que en cada pared, en cada muro, se presiente la aparición de la bruja endemoniada y su fiel servidor.
Todo un hito, un título de referencia en la Historia del Fantástico, a la altura de las grandes obras maestras del género.
Barbara está esplendida, su mirada destila erotismo, deseo, sensualidad. El éxito la llevó a cruzar el Atlántico y trabajar en otra obra maestra, El péndulo de la muerte (The pit and the pendulum, 1961) de Roger Corman, otro gigante del género, teniendo como oponente al gran Vincent Price. Ambientada en la España de la Santa Inquisición, Richard Mathenson adaptó la famosa novela de Edgar Allan Poe, con una refinada trama y un ambiente inquietante. El papel de Barbara, Elizabeth, es pérfido y su final impactante.
Corman y Bava fueron dos realizadores que sabían conseguir óptimos resultados con presupuestos menguados. En el caso que nos ocupa recurre a decorados muy típicos de la serie Poe con Price, como el famoso castillo sobre el acantilado, las olas chocando contra las rocas, y un decorado interior que reutilizó hasta la saciedad.
Con una astuta utilización del color y del scope, Corman consigue recrear todo el universo delirante del gran poeta americano del horror, como las obsesiones del personaje central encarnado por Vincent Price, desdoblado en dos, el padre inquisidor y el hijo traumatizado que acaba por asumir la siniestra personalidad de su progenitor.
La carrera de Barbara parecía muy bien encarrilada con esos dos títulos de gran altura. En EEUU rodó a continuación un telefilme de la serie Alfred Hitchcock presents. Dirigido por Alan Crosland jr, hijo del autor de El cantor de jazz, la primera película sonora, pero supervisado por el gran Alfred. Beta Delta Gamma (1961) supuso el feliz encuentro de nuestra musa con el genial y orondo maestro del suspenso, aunque en este caso delegara sus funciones de dirección en otro realizador.
De vuelta a Italia, la anterior aparición de Barbara en el mentado telefilme parecía todo un presagio, porque protagonizó a todo color L’Orribile segreto del Dr. Hichcock, (1962) de Riccardo Freda, un cineasta que para muchos es un mito pero que para otros es un secundón.
En esta ocasión nos encontramos con un título menor que recuerda demasiado a las películas del gran Alfred, como Rebecca y Atormentada, no en vano su título ya presagia que nos hallamos ante un homenaje o un refrito. Barbara aquí es la víctima de un marido paranoico y de su ama de llaves perversa.
De hecho Freda consigue muy buena atmósfera, aunque estamos lejos de los títulos precedentes de Bava y de Croman, cuya altura Barbara jamás recuperó. Aquí todo es demasiado predecible y rutinario, quedándose en una película correcta pero sin genio.
Tras el olvidable Il capitano di ferro (1962), Barbara fue llamada por Federico Fellini para interpretar un papel en su célebre película “Ocho y medio” (1963), ganadora del Oscar a la mejor película extranjera.
Según Mario Bava “Federico Fellini estropeó a Barbara, le hizo creerse que era una gran actriz intelectual, y a partir de aquí despreció el cine de género que la había encumbrado”. Tenía mucha razón porque fue el momento en que Barbara comenzó a renegar de su carrera de forma injusta, aunque los títulos posteriores fueron de calidad irregular y muchos de ellos no se merecían la presencia de nuestra musa.


Barbara comenzó a rodar con desgana sus siguientes títulos fantásticos, esperaba dar un giro de 180 grados a su carrera y deshacerse del fantástico. Soñaba interpretar para los grandes creadores, pero no fue así. Parte de razón tenía por lo que siguió, pero para mí El péndulo de la muerte y La máscara del demonio son dos grandes películas que prefiero a la opulenta filigrana visual del sobrevalorado Fellini.
Es cierto, Barbara rodó muchos filmes menores y decepcionantes, pero Bava dio en el clavo al afirmar que Fellini la había estropeado.
De nuevo con Freda, rodó la secuela de L’Orribile segreto del Dr. Hichcock, titulada Lo spettro (1963), repitiendo personaje, pero no obtuvo los mismos resultados que el filme original que en su mismo era ya un refrito, aunque siempre contando con la corrección estilística de Freda.
Un nuevo realizar aparece en su carrera, Antonio Margheriti o Anthony Dawson, otro cineasta artesanal de filmografía irregular, pero que no carecía de valores en sus incursiones al fantástico. I Lunghi capelli della norte (1964), de nuevo en un doble personaje, Helen y Mary Karnstein y con el fantasma de Sheridan LeFanu rondando.
Margheriti sabía darle una atmósfera densa a sus películas y para muchos ésta era una buena película que sin embargo padeció pésima distribución, como casi todas las que protagonizó Barbara, y sería interesante revisarla.
La danza macabra (1964), nuevo encuentro de Barbara con Margheriti, es todo un acierto. Esta vez bajo el espectro de Edgar Allan Poe, que aparece al principio como personaje, polemiza con un descreído colega sobre lo sobrenatural. A éste le proponen una apuesta, pasar una noche en un castillo maldito. Es la noche de los muertos, de los aparecidos. Burlonamente acepta, craso error, porque vivirá toda una pesadilla.
Barbara es una de las apariciones del castillo en donde se reviven hechos luctuosos acontecidos entre sus muros, matanzas sin igual, crímenes pasionales. La ambientación es poética y macabra a la vez.
Gli amanti d'oltretomba (1965) de Mario Caiano sigue la misma línea y en 1966 rueda a las órdenes del joven y malogrado Michael Reeves, La sorella di Satana con reminiscencias de Drácula porque trata de aventuras del principal enemigo del vampiro tras los hechos acontecidos en la famosa novela de Stoker. En el mismo año,L’angelo per Satana de Camillo Mastrocinque. pero es el último film de esta serie italiana de horror con Barbara que a partir de entonces empezó una nueva carrera internacional pero irregular con títulos menores o apariciones secundarias.
Así en La armada Brancaleone (L’Armata Brancaleone, 1966) de Mario Monicelli, Barbara es Teodora de Bizancio interpretando una escena de flagelación mutua con Vittorio Gassman, y en Reino Unido compartió cartel con Christopher Lee y Boris Karloff en La maldición del altar rojo (Curse of the Crimson Altar, 1968) de Vernon Sewell, un film mediocre pese a su reparto de lujo, interpretando a una hechicera llamada Lavinia.


Pasados sus años de gloria, Barbara se fue arrastrando en producciones menores, cada vez más distanciadas en el tiempo, así fue la alcaide paralítica de una cárcel de mujeres en La cárcel caliente (The Caged Heat, 1974) del debutante Jonathan Demme destacando la secuencia del sueño en el que la inválida cree ser una vedette de cabaret.
Alucinante fue su aparición en Vinieron de dentro de... (Parasite Murders, 1975) de David Cronemberg, rodada en Canadá, interpretando una secuencia de lesbianismo. Se trata de todo un filme de culto sobre un científico loco que crea un parásito que provoca ardores sexuales en la persona que lo lleva, contagiando a todo un bloque de apartamentos de lujo.
Piraña (Piranha, 1978) de Joe Dante, es otra joya con Barbara en un papel secundario.
A partir de esa fecha se fue iniciando en otros menesteres, como la producción cinematográfica, trabajando en la preparación de El Padrino 3 aunque acabó con Vientos de guerra (The Winds of War, 1983) con Robert Mitchum que nada tiene que ver con el fantástico que le sigue persiguiendo con nuevas y espaciadas apariciones en Dark Shadows (1990) de Dan Curtis, rodada para la televisión, y finalmente Her Morbid Desires (2008), su último trabajo hasta la fecha, de Edward L. Plumb. Un filme de Drácula con cameo de Ray Harryhausen y Cassandra Petterson (Elvira). La aparición de Barbara es breve y simbólica.
Su carrera pudo ser la de una gran diva del fantástico de haber contado con mejor distribución, porque su filmografía es prácticamente desconocida en España, pero esas deficiencias industriales, unidas a su desprecio al género que la encumbró empañan una carrera que podría haber dado mucho más de sí. Pero para muchos quedará como una de nuestras principales musas como Martine Beswick, Ingrid Pitt, Caroline Munro y otros nombres que siempre quedarán en nuestro recuerdo.




Filmografía Recomendada
  • La Máscara Del Demonio (Mario Bava, 1960)
  • El péndulo De La Muerte (Roger Corman, 1961)
  • El Horrible Secreto Del Doctor Hitchcock (Riccardo Freda, 1962)
  • 8½ (Federico Fellini, 1963)
  • Lo spettro (The Ghost) (Riccardo Freda, 1963)
  • Danza Macabra (Castle of Blood) (Antonio Margheriti,1964)
  • Los Largos Cabellos De La Muerte (I Lunghi capelli della morte) (Antonio Margheriti,1964)
  • Terror-Creatures from the Grave (Ralph Zucker,1965)
  • Nightmare Castle (Mario Caiano,1965)
  • The She Beast (La Sorella Di Satana) (Michael Reeves,1966)
  • El Joven Törless (Volker Schlöndorff,1966)
  • Un Angelo Per Satana (Camillo Mastrocinque,1967)
  • La Maldición Del Altar Rojo (Vernom Sewell,1968)
  • La Cárcel Caliente (Caged Heat) (Jonathan Demme,1974)
  • Vinieron De Dentro De... (Shivers) (David Cronenberg,1975)
  • Piraña (Joe Dante,1978)
  • La Pequeña (Louis Malle,1978)
  • Silent Scream (Denny Harris,1980)

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